viernes, 25 de marzo de 2016

Se me aguaron los ojos

El pasado martes se me aguaron los ojos viendo un juego de pelota. Obama celebró una buena jugada de los Rays y se viró hacia Raúl Castro que estaba sentado a su lado, y como si le tuviera pena porque Cuba perdía, le dio una palmadita amistosa en el hombro y luego se dieron la mano y sonrieron el uno al otro. Si esos dos, representantes de dos países enemistados por décadas, pueden compartir amistosamente, cuánto más no debiéramos nosotros los cristianos hacer un esfuerzo por limar asperezas y unirnos en amor.