sábado, 4 de abril de 2015

La crisis financiera

Una de las consecuencias más beneficiosas de la crisis financiera actual es que Ceci ha aprendido, con la ayuda de Marshall y los utensilios facilitadores que allí se compran, y por supuesto, la de Costco también, a cocinar muy bien, como si fuese chef de altura, que de hecho, para mí ya lo es, porque casi siempre prefiero lo que ella hace, y cómo lo hace, a lo que solíamos comer en muchos restaurantes en época de vacas gordas.   Por otro lado, esa virtud, la de cocinar bien, se podría convertir en algo perjudicial, si no se controla.  Me explico.


Ayer por la tarde, me cuenta Ceci, nuestro hijo menor, de 14, fue adonde ella y le dijo con naturalidad: “Mami, tengo unas ganas de comer un risotto con chuletillas de cordero, como las que tú haces…”  “¡Qué pantalones!”, pensó (y me dijo) Ceci, “a la verdad que estos muchachos a veces no saben ni lo que dicen.”  Lo primero que me vino a la mente cuando ella me contó el incidente fue un reciente post que leí en Facebook que decía algo como (y hablo de memoria) “si quieres hacerle daño a alguien que amas dale todo lo que se le antoje”.  De más está decirles que no se le hizo el risotto, sino que durante estos días de asueto tuvieron (ambos hijos) que pasar la aspiradora, mapear, fregar la trastera varias veces, lavar los cuatro carros, y de vez en cuando ir y hacer uno que otro mandado, pues como Ciro ya maneja, tenemos que entrenarlo.  Criar hijos hoy en día no es nada fácil, porque siempre, no importa cuán bueno sean, halan para su lado y estiran y estiran hasta ver a dónde pueden llegar.   En fin, ya pasó el período de entrenamiento y pensándolo bien, me han dado unas ganas de comer un risotto de espárragos, o de setas, con unas chuletillas de cordero, que ni les cuento.  Deja ver cómo hablo con Ceci sin que me regañe y se burle de mí por blandengue, o ganso.  Eso sí, tendrá que ser después que predique en Yabucoa este domingo, porque no quiero perder la concentración.

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