domingo, 28 de junio de 2015

La persecución de la iglesia

Así como la persecución de la iglesia primitiva en Jerusalén llevó a los cristianos de entonces a llevar el mensaje de la Cruz por todo el mundo conocido, la iglesia moderna deberá prepararse para lo mismo.  Basta ya, pienso yo, de esforzarnos en edificar “mega churches” bajo el pretexto de que éstas nos ayudarán a llevar el mensaje de la cruz por todo el mundo mediante la “mega recaudación” de fondos.  Basta ya de shows en el altar para entretener a los asistentes en vez de dedicarnos a buscar de Dios en espíritu y en verdad como se nos manda.  Si la iglesia actual, me refiero al segmento, que según mi criterio se ha descarriado, que se ha sumergido en la ultra prosperidad, enfatizando el entretenimiento sobre la búsqueda intensa de Dios, no ha querido reconocer su error, Dios se encargará de persuadirlos.  No veo mal un poco de persecución que nos haga entrar en razón.  Quién sabe si quizás nos venga bien que tributen a las ofrendas millonarias destinadas a enriquecer a un grupo de “pastores” inescrupulosos que a veces le hacen más daño al Evangelio que bien.  Si reaccionamos bien a los ataques y respondemos como Dios nos pide, probablemente seamos más efectivos, eficientes y eficaces en llevar el mensaje del Evangelio.  De mi parte, estoy listo, “willing and able”, como diría el Manco de Lepanto, para regresar al sistema de iglesias en los hogares que tan bien le sirvió a la iglesia primitiva para llevar el precioso y preciado mensaje de la Cruz.

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