domingo, 20 de julio de 2014

Todo comenzó muy bonito

Todo comenzó muy bonito, te limpió, se llevó tu tristeza, te prosperó, te llenó de alegría, te cumplió Sus promesas, te llenó la casa, te llenó el corazón de esperanza y te dio fuerzas para vencer, pero al pasar los años algo pasó, no sabes cómo pudo suceder si tú eras fuerte y comprometido, pero pasó, y tu fervor fue neutralizado por un simple acto de desobediencia que te llevó al desanimo porque se desintegró la perfección en tu vida, por lo cual el sentimiento de protección se fue, porque “sabes” que Dios es serio y firme, lo cual te llenó de culpabilidad y todo se derrumbó, como un castillo de naipes, y en la vorágine de la derrota tu enemigo se aprovechó de ti, amplificando el efecto del desorden, y se burló, acusándote y haciéndote sentir que no sirves, que todo fue una ilusión, que no eres parte del grupo victorioso que verá al Cordero tomar el rollo en sus manos, que todo lo que hiciste fue en vano, entonces, cuando no podías más, alzaste los ojos al Cielo y clamaste a Dios, implorando su misericordia y perdón, y como siempre Él te socorre, y te dice que nada cambió, que nunca perdiste lo que edificaste, porque nunca edificaste nada, porque todo lo que tuviste fue dado por gracia, por su Gracia, y que no te tienes que avergonzar por haber perdido nada, porque nunca nada tuviste, porque todo vino de Él, por su misericordia, y que su amor por ti nunca cambió, entonces te pones de pie nuevamente, sin burlarte de tu enemigo, porque total, su destino ya está determinado, y al fin comprendes que el tuyo también, si perseveras hasta el fin, en su Amor.

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