miércoles, 22 de octubre de 2014

Hay pruebas que las tenemos que pasar solos


Hay pruebas que las tenemos que pasar solos, aunque estemos rodeados de gente que nos quieren y aprecian, porque Dios lo quiere así.   Solos porque no nos creen ni nos entienden, nos piden sin que tengamos pero no lo creen, nos envidian sin que seamos lo que ellos creen, pero nos envidian como quiera porque piensan lo que no es, si sonreímos es porque nos burlamos de ellos que sufren, si lloramos son lágrimas fingidas, si nos gozamos es para dar fiero y si hablamos de Dios es para echárnosla, pero qué sabe la gente de nuestros sufrimientos, de nuestras necesidades, de nuestros temores, de nuestro dolor, de nuestra salud, de todo lo que estamos pasando, qué sabe nadie, como diría una canción popular.  Jesús también la pasó solo, hasta en los momentos más fuertes, cuando más necesitaba de sus amigos cercanos, pero cuando la prueba terminó, vino la victoria y solo subió, pero no para disfrutar la victoria solo, sino para compartirla con los redimidos, para enseñarnos a amar y a no abandonar a los que necesitan, porque en su análisis final, nuestras pruebas aunque las pasemos solos son para que compartamos los frutos de la victoria con los demás.

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