Te podrá
doler la cabeza, te podrán doler los pies, quizás te duela la espalda, la
rodilla o el área de los riñones, puede que incluso te duela el corazón, y los
ojos de tanto llorar, pero procura que no te duela el alma, porque tu alma te
sostendrá en pie cuando la mente y el cuerpo te fallen; por eso, duela lo que
te duela, dile a tu alma: “Alaba, oh alma mía, a Jehová.”
No hay comentarios:
Publicar un comentario