jueves, 13 de junio de 2013

Todas las cosas obran para bien

Hay pruebas que vienen a nuestras vidas de la nada, simplemente para probarnos y ver cómo reaccionamos ante la adversidad,  y hay otras circunstancias adversas que llegan como consecuencias de nuestros actos equivocados.  Si decidimos catalogar las segundas como pruebas enviadas por Dios, entonces erramos y se nos hace más difícil reconocer cuál fue el error que cometimos para corregirlo y evitar cometerlo nuevamente en el futuro.  Es importante tratar de discernir si nuestra tribulación es simplemente una prueba (como por ejemplo una enfermedad o un accidente inevitable) o las consecuencias de nuestros actos equivocados (como por ejemplo perder una gran cantidad de dinero en una inversión hecha ligeramente sin ponderarla bien, motivados por la avaricia).  Sin embargo, Dios nos puede ayudar a salir de cualquier situación adversa si nos humillamos ante Él con sinceridad, reconociendo en el proceso nuestra responsabilidad, si alguna, para nuestra mayor edificación y crecimiento.  De todas formas, sea cual sea nuestra situación, sabemos que todas las cosas obran para bien para el que ama a Dios y ha sido llamado según su propósito.

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