miércoles, 26 de junio de 2013

El trabajo que Él tiene para ti

Como regla general, casi todas las actividades necesarias para la vida del ser humano le dan placer cuando las hace, porque así lo ha diseñado Dios.  Por ejemplo, comer (para subsistir) y la actividad sexual (para la reproducción).  Ambas actividades fueron mandadas por Dios desde el principio.  Es curioso que cuando Dios te manda a hacer algo, Él te facilita los medios para que lo hagas y suele incentivarte dándote el deseo de hacerlo y sentido de bienestar (o placer) cuando lo haces.  Hay una actividad muy particular también mandada por Dios que si la llevamos a cabo bien, también nos da placer: el trabajo.  Pienso que si enfocamos el trabajo como algo mandado por Dios y pedimos dirección para llevarlo a cabo (como quien pide dirección para encontrar la compañera o compañero junto a quien unir su vida), una vez encontremos qué hacer para ganarnos el pan y subsistir, y Dios nos lo confirme, desarrollaremos nuestra actividad laboral con placer y ésta nos satisfará.  ¿A qué viene esta reflexión?  Como casi todas, porque Dios ha puesto en mi corazón que escriba sobre este tema.  Porque el trabajo, al igual que nuestra relación matrimonial, es parte importantísima de nuestras vidas y afectará directamente nuestra calidad de vida, pero muchos no lo vemos, ni le damos, la importancia que merece y no involucramos a Dios en el proceso de seleccionarlo.  Ahora que muchos graduandos entran en el mundo laboral, e incluso muchos que llevan trabajando durante años están considerando un cambio de profesión porque no son felices haciendo lo que hacen, me parece prudente que consideres lo que aquí sugiero y le pidas a Dios que te dirija a ubicarte en el trabajo que Él tiene para ti y que te abra las puertas y los ojos para entrar por ella, con el fin de que te puedas deleitar en el trabajo que Él te dará.  Esta reflexión probablemente sea parte de la dirección de Dios para tu vida.

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