Uno de los
principales escollos de alguien que triunfa en la vida es que se le hace difícil
escuchar las opiniones relacionadas con el proyecto de vida en el cual
han triunfado cuando éstas vienen de personas que no han logrado lo que ellos,
los que “triunfan”, han alcanzado; esto es así a veces porque piensan: “Por qué
voy a escuchar a alguien que ha fracasado”, o “me critica por envidia,” por dar
algunos ejemplos. Esto sucede en todos
los ramos profesionales de la vida, los seculares y los proyectos de la
iglesia. Por eso, para los cristianos,
es tan importante mantenerse humilde, aunque uno sea líder de una congregación
de 20,000 miembros. Dios tiene métodos
muy diferentes a los de los humanos para dirigirnos en Su Voluntad y puede
escoger a la persona más humilde, menos preparada académicamente, de pocos
logros materiales, e incluso sin mucha influencia en la iglesia, pobre en
cuanto a dinero, sin muchas conexiones en la comunidad, de presencia sencilla y
común, e inclusive que haya tenido ejecutorias “menores” a las nuestras, para
traernos un consejo directo de Él; si nosotros recibimos a esa persona con
prejuicio, menospreciando por algunas de esas razones su consejo, podemos
rechazar en el proceso una palabra de dirección que viene directamente del Trono
de la Gracia a nuestras vidas.
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