No sé, no
sé, a veces cuando veo grandes conciertos con complejas coreografías e
iluminaciones, cuando veo complicadas actividades llenas de “apóstoles”,
profetas y famosos predicadores, como si uno no fuese suficiente, cuando veo
hermanos, buenos hermanos, dedicarse a escribir libros de tal modo que parece
ser más una fuente de ingresos que un ministerio, llevándolos a compartir más
con la cola para los autógrafos que con los hermanos necesitados, cuando veo
todas esas cosas y mi espíritu se inquieta, extraño aquellas campañas sencillas,
como por ejemplo las de Billy Graham, donde sin mucha fanfarria y algarabía se
presentaba el Evangelio tal como es, sin shows, sin espectáculos, sin cultos a
la personalidad, y se veían a las almas descender por montones para entregarles
sus vidas a Jesús. No sé, no sé, pero
pienso que debemos enfocarnos más en imitar a Cristo y a los apóstoles, porque
aunque nos quieran convencer de lo contrario, los tiempos no cambian, porque “nada
hay nuevo debajo del sol.”
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