A la hora
de la verdad, cuando Dios quiere probar, o disciplinar, a un hombre, o una
mujer, no hay pensamiento positivo, ni confesión de victoria, que valga;
solamente una actitud de humildad y sujeción a su voluntad podría hacer que el
proceso se acorte, pero nunca terminará antes de que Dios entienda que ya logró
su objetivo. Quédate tranquilo y aguanta
con resignación hasta que Dios termine contigo.
Mientras tanto, quien se burle de ti, o se aproveche de tu situación,
tendrá que dar cuentas a Dios en su debido momento.
No hay comentarios:
Publicar un comentario