Nos suelen
gustar más los predicadores que nos dicen que somos hijos de un Rey y que por
tanto todo nos pertenece, pero miramos con recelo a los que nos enseñan que
“muchos son los llamados y pocos los escogidos”, que en el mundo tendremos
“aflicción”, pero que confiemos que Jesús ha vencido al mundo, que no amemos al
“mundo y sus deseos”, que a menos “que el grano de trigo muera” no dará fruto,
que en aquel día muchos dirán “Señor, Señor”, pero Jesús les dirá que se
aparten de Él porque nunca los conoció. Yo prefiero escuchar con atención a los
predicadores bíblicos y escucho con cautela a los predicadores motivacionales.
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