jueves, 12 de septiembre de 2013

Una genuina restauración

El creyente de corazón recto, cuando cae, se queda postrado ante Dios antes de levantarse porque respeta a su Salvador y no quiere actuar como un indolente al minimizar la gravedad de su falta, pero el creyente insolente se levanta inmediatamente, sin compungirse,  como si nada hubiese pasado, frecuentemente obstruyéndole el paso a una genuina restauración. 

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