miércoles, 4 de junio de 2014

A los pies del Maestro

Suelo confiar más en alguien que le ha fallado a Dios y se ha levantado de las cenizas, con la ayuda del Omnipotente, que en alguien que tiene la actitud de ser muy, pero que muy, santo y predica con una aparente autoridad apostólica, porque aquél, el que admite haber fallado y sido levantado por Dios, me podrá dirigir con amor y comprensión a los pies del Maestro el día que me toque a mí andar por el valle de sombra de muerte, mientras que el otro, salvo pocas excepciones, ni siquiera sé si tenga tiempo para atenderme, ni los recursos espirituales para bregar con mi situación.

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