La misericordia
de Dios es mucho más abarcadora de lo que nosotros nos imaginamos y sus juicios
más severos de lo que nosotros a lo mejor quisiéramos. Si bien es cierto que tanto ser beneficiario
de su misericordia como poder escapar del castigo eterno son regalos de Dios, y
nada hay que podamos hacer para merecerlos, el corazón contrito y humillado
ante Dios aumenta la probabilidad de que seas visto con ojos de aceptación,
porque Dios atiende al humilde, mas mira de lejos al altivo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario