jueves, 26 de junio de 2014

Nuestra imaginación puede traicionarnos

Hoy, mientras desayunaba, Ceci me hablaba de nuestra perrita, Nala, y de cómo la pobrecita estaba enfermita del estómago, lo cual se manifestó, aparte de los vómitos que tuvo durante el día, en una descomposición de estómago aparatosa que Ceci tuvo que limpiar anoche.  De repente, mientras ella hablaba, tuve que decirle: “¡para, para!”, porque el cuento afectaba mi apetito y casi me daba náuseas.  En ese momento entendí que nuestra imaginación es parte de nuestro proceso cognitivo y la misma se activa inconscientemente para ayudarnos a comprender las cosas, llegando incluso a llevarnos fuera del ámbito de la realidad.  Por eso es tan importante que tengamos completo control de nuestra mente, pues cuando menos lo esperamos, nuestra imaginación puede traicionarnos, activándose inconscientemente, incluso llevándonos a pecar, si la dejamos.

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