Dios siempre ha
demostrado preferir el corazón del hombre por encima de sus cosas, pero el
hombre siempre tiende a preferir honrar a Dios con sus cosas, lo cual a mi modo
de ver es evidencia de sus erradas prioridades.
Por eso pienso que honramos más a Dios si les damos nuestras cosas a
otros seres humanos necesitados que si las utilizamos para crear elaborados
proyectos e impresionantes monumentos para la supuesta gloria de Dios.
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