Quien piense que Dios antepone la
reputación de la Iglesia por encima de la verdad y por ello, para que no se
manche la reputación de la Iglesia, encubre a la persona que peque en privado,
está equivocado. No hay nada que se haga
en secreto que no sea manifestado; por eso es mejor arreglarse lo antes
posible, porque mientras más pronto nos arrepintamos y vengamos a Él, más
pronto comienza el proceso de restauración.
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