domingo, 6 de abril de 2014

No rechaces de plano una palabra que te amoneste

No rechaces de plano una palabra que te amoneste o redarguya, porque esa palabra puede ser la palabra que durante años le has estado pidiendo a Dios que te dé.  Quién sabe si con esa palabra Dios quiere lograr dos propósitos en ti: 1) ver si logras humillarte, si subyugas tu ego y lees o escuchas esa palabra nuevamente, y 2) hablarte a través de ella, si la recibes con humildad y un receptivo corazón.

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