jueves, 14 de agosto de 2014

La más intensa prueba de nuestra fe

Aunque parezca extraño, la más intensa prueba de nuestra fe a veces viene justo cuando Dios comienza a ostensiblemente obrar en aquello que por tanto tiempo le hemos estado pidiendo su intervención a nuestro favor.  Vemos las piezas del rompecabezas uniéndose ante nuestros ojos de manera sobrenatural, dándonos un gozo frágil porque tememos que si en medio de ese proceso flaqueamos en nuestra fe, todo lo que Dios está haciendo se desintegrará, como si la obra de Dios a nuestro favor dependiera de nosotros y no de Su Gracia.  Pero esa frágil condición de nuestra alegría espiritual también es parte del crecimiento, el cual culmina cuando internalizamos que la obra de Dios a nuestro favor no depende de nosotros, sino más bien de Su Gracia e infinito amor.

No hay comentarios:

Publicar un comentario