A veces pienso que los movimientos
cristianos son como plantas, que nacen, crecen, producen y mueren -- o se
atrofian y se transforman en otra cosa que va cambiando hasta que se hacen
inoperantes y eventualmente mueren -- y sus semillas, aquellos creyentes que sobrevivieron
el proceso, germinan y comienzan el ciclo en otros lugares.
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