He propuesto en mi corazón no criticar ni juzgar
a los hermanos de antaño que han pecado, incluso si éstos eran líderes o
pastores, porque procurar la restauración de ellos va más acorde con el plan de
Dios que desear su destrucción total; además, yo también he pecado muchas veces
y el hecho de que mis pecados no sean conocidos por los hombres no me libra de
culpa. Espero que al ser misericordioso con los demás, Dios también se apiade
de mí cuando yo falle.
No hay comentarios:
Publicar un comentario