Nunca
pierdas las esperanzas, ni persistas en lamentarte por las cosas malas que hayas
hecho, ya sea hace diez años, o ayer, lo que pasó, ya pasó, dale borrón y
cuenta nueva, acepta la misericordia de Dios, arrepiéntete, mira al futuro
glorioso que te espera y lucha por agradar a Dios. Jesús te mira con ojos de piedad y quiere que
te acerques más a Él.
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