sábado, 29 de marzo de 2014

Como el piar de muchos pollitos


El Señor se da a respetar, pero no porque podamos ofenderle si le faltamos el respeto, sino para que corrijamos nuestros caminos y nos vaya bien.  Por más profundos que sean nuestros lamentos y ruidosa nuestra algarabía, aunque tengamos complejos argumentos y quejidos lagrimosos, todo lo que hagamos alzando la voz para que nos escuche con detenimiento es ante sus ojos como el piar de muchos pollitos y aunque no necesariamente lo convencemos con nuestros argumentos, siempre nos atiende con sencillez para cubrirnos con sus tierna alas, porque así es Dios, lento para la ira y pronto en perdonar.

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