Si te sientes abrumado por la inmensa variedad de ataques a tu fe en Cristo, ya sea por las múltiples versiones de las Sagradas Escrituras que proliferan, o por las variadas doctrinas que surgen casi a diario, o por hermanos que no se conducen como hermanos (entre estos tenemos los que se conducen desordenadamente y los que están en el lado opuesto, los que incluso en posiciones de liderato no demuestran amor ni la unción del Espíritu Santo en sus vidas, pero ostenta ser muy santos), vuelve a tus raíces, vuelve a la sencillez, despójate de todo lo que te estorbe para creer, amar y servir. Haz lo que hacías al principio, retén lo que tienes con paciencia. Cristo viene pronto y su recompensa con Él.
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