martes, 15 de enero de 2013

Cuando tú amas a un hijo

Cuando tú amas a un hijo tuyo y has invertido tiempo en criarlo bien; le has enseñado a obedecerte, a respetar a las personas mayores, a hacer sus asignaciones, a llegar a tiempo a casa o llamar si se va a retrasar, a ayudar en los deberes de la casa, y ese hijo, que a lo mejor anduvo algo indisciplinado por un tiempo anteriormente, se ha convertido en un muchacho modelo del cual estás orgulloso, y de repente, así de sopetón, comete una locura de las que hacía antes de someterse a tu disciplina, tú te quedas patidifuso, y en vez de irritarte, porque aunque por un momento quizás consideraste darle una bofetada por haber echado por la borda tanta disciplina provechosa, tampoco tú quieres echar por la borda el tiempo invertido en él, y en un gesto de amor, lo abrazas y le dices que no pasa nada, que lo perdonas y que lo vas a ayudar a echar hacia adelante.  Así mismo hace Jesús contigo cuando  de repente tienes un percance, tropiezas, y diriges humildemente tu mirada a Él, esperando en su misericordia; Jesús te perdona, y sin decirte mucho más porque tú sabes bien que has hecho mal, te estimula a seguir en la senda correcta.  Nunca dudes del amor y de la paciencia de Dios.

No hay comentarios:

Publicar un comentario