jueves, 24 de enero de 2013

La Súper Fe

Contrario a lo que enseñan los proponentes de la “Súper Fe”, a veces estás más cerca de Dios cuando pierdes todo lo que mucho valoras aquí en la tierra, como por ejemplo, cónyuge (por muerte o separación), trabajo (por despido o disminución de actividad), hijos (por muerte o porque eligen el mal camino), casa (por ejecución o porque no tienes con quien disfrutarla), salud (por vejez, enfermedad grave o achaques inusuales), o actividad ministerial (porque te dan de codo por la razón que sea); ahí, en ese momento de aparente derrota, cuando lo único que te queda es tu relación con Jesús, ese es el preciso momento en que, si te agarras firmemente a Él, estarás mucho más cerca de hacer la voluntad de Dios, y recibir tu recompensa, que cuando en los años de prosperidad te regocijabas por todo lo bueno que Dios te había dado, pensando que las bendiciones nunca menguarían y las disfrutabas poniendo sin querer tu corazón en ellas y no en el que te las daba.  El “día malo”, si lo enfrentamos bien, a veces nos acerca más al Trono de la Gracia.

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