Pasar de un
año a otro es una ilusión que a veces adoptamos con alegría porque nos da la
oportunidad de un nuevo comienzo. La
verdad es, sin embargo, que podemos tener un nuevo comienzo cada día de
nuestras vidas si decidimos acercarnos más a Jesús y servirle con
sinceridad. ¿Por qué digo y repito tanto
“con sinceridad”? Porque a veces nos
engañamos pensando que porque nos congregamos en X o Y congregación ya le
estamos sirviendo y nos comportamos como siervos de Dios, sabiendo que no lo
somos. Servirle a Jesús va más allá de
congregarse y decir que uno es cristiano.
Servirle a Jesús conlleva una entrega total en alma, cuerpo, y
pensamiento, siendo esto último muy importante, porque en el plano de los
pensamientos se llevan a cabo, en privado, las batallas más profundas y
peligrosas que, si no las peleamos bien, nos llevan a sucumbir, aunque ante los
ojos de los demás aparentemos vivir en victoria.
No hay comentarios:
Publicar un comentario