miércoles, 26 de febrero de 2014

El mejor antídoto para la adversidad


No me parece que nos corresponde a nosotros hablarle a las circunstancias adversas y mandarles a callar como Jesús mandó a callar la tormenta, y mucho menos sin previa introspección; frecuentemente el mejor antídoto para la adversidad es someterse a Dios y esperar en Él humildemente, con limpio corazón.

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