El Evangelio fue
diseminado por el mundo debido en gran parte a la persecución que sufrieron los
hermanos de la iglesia primitiva en Jerusalén.
Nosotros debemos vernos como peregrinos en esta tierra y no aferrarnos a
un terruño en particular, sino más bien estar receptivos a la voz de Dios quien
quizás quiera que llevemos el mensaje del Evangelio en otros países. A mi modo de ver, nuestra patria celestial debe
ser más importante que nuestra patria terrenal, sin menosprecio a esta última,
por supuesto.
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