Heredia escribió que “el poder es como
una droga.” Yo añadiría que el que juega
con el poder es como el que juega con fuego.
Y sobre eso, un hermano de mi congregación solía decir que
"el que juega con fuego, si no se quema se tizna". ¿Qué pues hacemos con el poder? Sencillo, simplemente no jugar con él, sino
tomarlo muy en serio, considerando que le pertenece a Dios y que en su momento
tendremos que dar cuenta por lo que con él hemos hecho.
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