A veces, cuando estamos pasando por una
prueba muy fuerte que nos atribula, los consejos espirituales pueden sobrar,
porque lo que nuestro corazón necesita es una sonrisa, un gesto de apoyo, una
mirada tierna que demuestre comprensión, un abrazo solidario y una oferta
sincera de ayuda en cosas sencillas; si total, por más que nos quieran orientar
sobre nuestro problema, nadie sabe más de lo que nos está pasando que nosotros
mismos, y Dios, por supuesto. Como regla
general, nosotros sabemos cuáles fueron nuestros errores y tenemos una buena
idea de cuáles son la soluciones, partiendo todas de un mayor acercamiento a
Jesús. Lo que más necesita el atribulado
es amor.
No hay comentarios:
Publicar un comentario