Tenemos las
Escrituras, incluyendo todo el Nuevo Testamento, pero a menudo las ignoramos,
mientras nos aferramos a nuestras liturgias y tradiciones que frecuentemente se
oponen directamente a lo que Jesús nos mandó y a lo que escrito está sobre las
prácticas de culto de la iglesia primitiva.
Muchas veces los cultos en nuestras congregaciones tienen más contenido
de culto a los métodos y medios empleados en el culto, que de reverencia y
respeto al mover del Espíritu Santo, de culto a sus líderes, que de culto a
Dios.
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