lunes, 9 de diciembre de 2013

Ambiente de intriga y adversidad


Uno de los objetivos principales del enemigo es causar en nuestras congregaciones un ambiente de intriga y adversidad tan intenso que los miembros se sientan incómodos y no participen de los cultos y actividades, eventualmente frustrándose y convirtiéndose infructíferos para el evangelio o marchándose.  A mi modo de ver, la mejor manera de evitar el sabotaje espiritual del enemigo es dándole mayor participación a la congregación en el proceso de dirección de la iglesia, porque el poder concentrado frecuentemente es dañino, mientras que a través del cuerpo en acción, el Espíritu Santo se manifiesta dando certera dirección con mucha libertad.  Porque el Señor es el Espíritu; y donde está el Espíritu del Señor, allí hay libertad.” (2 Corintios 3:17)

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