martes, 24 de diciembre de 2013

El libre albedrío es un misterio

El libre albedrío es un misterio que funciona como Dios lo diseñó y tratar de ejercerlo bien nos ayudará a vivir una vida victoriosa.  Cuando lo ejercemos para desobedecer, le acompaña una culpa angustiosa que dependiendo de la magnitud de la falta puede ser casi intolerable, cuya culpa te puede llevar a humillarte y buscar la reconciliación, o a insensibilizarte y apartarte más de Dios para mitigar la angustia del pecado.  Quizás podríamos pensar que sería más fácil obedecer a Dios si la culpa viniese justo antes de la desobediencia, pero Dios no lo ha diseñado así, prefiriendo nuestra obediencia voluntaria.  Por eso debemos tener muy claro en nuestras mentes lo que no debemos hacer para que estemos preparados para obedecer cuando estemos ante el dilema de decidir entre el bien y el mal.  Debemos, por tanto, tener una relación dinámica con Jesús, nuestro mediador ante Dios, y acercarnos a Él diariamente, con sinceridad, para estar preparados para escoger el camino que nos conviene, y mantener una íntima relación con el Consolador, con el fin de que nos vaya bien.

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