A veces, justo después que buscamos el
rostro de Dios intensamente, nos suceden cosas aparentemente malas, las cuales son
precisamente las mejores cosas que nos podrían pasar, porque Dios, en su
infinita misericordia, permite que esas cosas nos sucedan para evitar que cosas
peores, con nefastas consecuencias eternas, vengan a nuestras vidas. Por eso es tan importante confiar en que Dios
siempre quiere lo mejor para nosotros; además, si siempre confiamos en Él y su
buena voluntad, tendremos paz.
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