A veces queremos
ser líderes en la iglesia pensando que ello nos ayudaría a vivir una vida espiritual
victoriosa, pero en lo profundo de nuestro ser, lo que en verdad nos inspira a
perseverar en el liderato de la iglesia es la adulación de los demás. Cuidémonos de cogerle el gusto a ser
adulados.
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