No le temas
a ninguno de tus enemigos, no le temas a nada ni a nadie. Sométete a Dios, y si hay algo incorrecto en
ti, acércate a Jesús arrepentido, que Él te ama, te entiende y te perdonará; respira
hondo, llénate del Espíritu de Dios, y enfréntate a lo que sea con la cabeza
erguida, que Dios estará contigo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario