Cuando mis hijos pelean
entre sí y uno de los dos toma una posición de humildad y el otro persiste en pelear
y no perdona pronto, el humilde suele ser el que lleva ventaja en el conflicto
ante mis ojos, en lo que yo llego a la raíz del asunto, porque la ira
persistente y el rencor del hombre no suelen lograr mucho. Lo mismo suele pasar en los conflictos entre
hermanos de una congregación.
No hay comentarios:
Publicar un comentario