A mi modo de ver, la peor
consecuencia de ser muy fuerte con los demás cuando fallan es que cuando tú
falles, que de seguro fallarás, tendrás que ser consecuente con tu severidad en
tu autoevaluación o, peor aún, otros serán
severos contigo, porque con la misma medida que midas serás medido. Créeme, es mucho más sencillo y beneficioso
amar y ser misericordioso, que ser severo en el juicio.
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