jueves, 31 de octubre de 2013

No es prudente luchar contra Dios

Dios tiene maneras ingeniosas de fortalecernos en nuestras pruebas.  Por ejemplo, a veces llevamos nuestra carga con cara de angustia y gemidos de lamento, tristes y acongojados, cuando de repente, nos pasa por el lado un hermano supuestamente más débil, con una carga el doble de pesada, pero sonriendo, alabando a Dios y dándole gracias por las bendiciones que le ha dado.  En ese momento, no nos queda más remedio que reconocer que Dios es bueno, sacar fuerzas de donde no las hay y sonreír, porque no es prudente luchar contra Dios.

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