Cuando le falles
a Dios, y te arrepientas, ven a Jesús confiando que te ha perdonado, porque si
tú mismo te acusas y fustigas, no le agradarás.
Está bien que tengas cierto pudor y no actúes descaradamente como si no
le hubieses ofendido; eso está bien porque demuestra respeto, pero no debes
fustigarte tanto que te apartes de Él y su iglesia, como si no te hubiese
perdonado, porque podrías rayar en la incredulidad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario