A veces se nos
olvidan las palabras de Jesús cuando más necesitamos acordarnos de ellas y
persistimos en luchar con nuestras propias fuerzas. Por ejemplo, probablemente nos iría mejor si
en vez de pedirle a Dios tantas cosas, al orar, sobre todo ante situaciones
complicadas, con sinceridad le dijéramos más a menudo: “no nos metas en
tentación, más líbranos del mal.”
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