En nuestras
vidas, no suelen haber puntos intermedios por mucho tiempo. Si después de haberle servido bien a Dios nos
enfriamos y comenzamos a coquetear con el pecado, llegará el momento en que
avanzaremos hacia uno de los extremos: O nos entregamos “full” a desobedecerle,
o nos arrepentimos y comenzamos nuevamente a vivir “full” para el Señor. Aunque no lo parezca, ese momento intermedio,
donde todavía gozamos de relativa tranquilidad, suele ser el momento más alto
de prueba para nuestras vidas, porque ahí, en esa aparente tranquilidad y
temporal inercia, donde las consecuencias del pecado todavía no se han
manifestado, es donde Dios prueba nuestra voluntad de servirle. Cuando nos encontremos en “el valle de la
decisión”, decidamos bien y escojamos el camino de la Vida, para que nos vaya
bien.
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