viernes, 22 de noviembre de 2013

AMOR Y MISERICORDIA

Cuando yo era pequeño, en la escuela, a veces me hacían escribir 100 veces las cosas que la maestra de turno quería que yo me metiera bien en la cabeza.  Se me ocurre que quizás no sería mala idea si lo primero que hiciéramos en nuestros cursos de discipulado fuese pedirle a los hermanos que escribieran 100 veces: AMOR Y MISERICORDIA.

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