Dios a
veces es lento para darnos lo que le pedimos, pero afortunadamente suele ser
mucho más lento para darnos lo que merecemos.
Por dicha, Dios es grande en misericordia y nos consuela y restaura rapidito
cuando venimos a Él arrepentidos y humillados de corazón. ¿Acaso no hemos visto cómo Jesús en un minuto
transforma, en el altar, o donde sea, una
vida destruida y acabada por décadas de de pecado y rebeldía? Dios es amor.
No hay comentarios:
Publicar un comentario