La prueba que logra su cometido es
aquella que exprime tu corazón, haciendo que salga de él la amargura, el
resentimiento, la envidia, la codicia, el deseo de grandeza y otras cosas
similares, hasta que esas cosas malas mengüen y comience a salir bondad, paciencia,
benevolencia y virtudes similares que hacen que te parezcas más a Cristo.
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