Hay quien cuando se le sugiere que debe
amar y perdonar al hermano que le ha herido, se resiste, insinuando que debe
ser el otro el que se debe aplicar la sugerencia, mientras que el de buen
corazón, si le sugieren lo mismo, aunque no esté totalmente de acuerdo, se
humilla, por si acaso el asunto viene de Dios.
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