Todos hemos sido enviados por Dios para
tocar e influenciar para bien a una o más personas claves. Algunos tenemos la misión de influenciar a miles
de personas y otros a solamente unas pocas, pero cada cual debe entender su
función y no compararse con los demás, ni tratar de hacer lo que hacen los
demás. Acaso no hemos leído la parábola
de los talentos.
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