En la iglesia, Jesús
prefiere que trabajemos en equipo, lo cual vemos en su insistencia en que
nosotros seamos uno, como Él y el Padre son uno, y en que nos amemos los unos a
los otros. Esto se logra cuando, entre
otras cosas, logramos discernir y respetar el llamado de Dios en las vidas de
los demás.
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